¿Por qué tantas plataformas de información se empeñan en mostrarme constantemente la ropa y los atuendos estéticos de las famosas?, ¿hay un interés especial en que tod@s vinculemos a la mujer con una vida dedicada a desfilar, mostrarse físicamente atractiva vistiendo con la moda que «se lleva»?
Reconozco que conforme pasan los años estas comunicaciones cada vez me afectan menos. Voy teniendo un discurso más o menos formado (lleno de luz y sombras) sobre la salud de la mujer, su autoestima, la imposibilidad de salirse totalmente de su cultura, la necesidad de cuestionar los roles que sean necesarios para vivir a tu manera… Pero veo que masivamente se nos sigue bombardeando con miradas muy limitadas sobre qué se supone que es una mujer, cómo presentarse en sociedad o qué elementos propios de la edad ir disimulando y transformando conforme una crezca. Me parecen impactantes las contradicciones tan inmensas a las que se llegan. Por una parte defendemos ideales de igualdad entre géneros y de acceso a los mismos puestos laborales y libertades, pero la misma revista que te comenta esto está plagada de consejos de «belleza» y consumo de ropa y maquillaje anunciados por mujeres que no pasan de los 22 años ni de los 50 kilos. Los mismos medios que muestran un serio compromiso por eliminar la cosificación machista hacia la mujer dedican también largos espacios basados meramente en analizar cómo va vestida tal o cual estrella, las operaciones que se ha realizado o su última pareja.
Parece que provocar (ya desde que somos niñas) inseguridad y angustia en la relación con nuestro cuerpo (que nunca es suficientemente bueno tal como crece) lucra a muchas marcas dispuestas a llenar ese vacío con productos, políticas o medicamentos. Las imágenes que vemos tienen muchísimo más impacto en nosotr@s que los discursos intelectuales, como siempre se ha dicho «una imagen vale más que mil palabras». Estas imágenes entran directas a nuestro inconsciente y van formando un mar más o menos denso de lo que es bello y lo que no, de lo que es aceptable o sucio. Por eso me parece tan transformador ver como determinadas activistas y pioneras en redes sociales se dedican simplemente a mostrar imágenes de mujeres que se salen de estos cánones mediáticos sintiéndose bellas, exitosas, relajadas o simplemente dispuestas a normalizar lo «monstruoso» de su diferencia. Personas que con gran valentía muestran que esas «imperfecciones» nos hacen iguales a tod@s. Sea como sea todo el mundo merece de una santa vez sentirse a gusto, disfrutarse, amarse. Creo que estas nuevas imágenes de mujeres, no empeñadas en disimular «defectos» sino poniéndolos sobre la mesa, cambian las cosas, me están cambiando a mí al verlas a lo largo del tiempo. Creo que el mundo cambia de una forma directa al cambiar la relación con nuestros cuerpos consumiendo otro tipo de imágenes y enfoques. Somos un todo integrado de cuerpo, pensamiento, emociones, sentimientos… y al cambiar una parte todas las demás se ven afectadas. Siento como va entrando en mi psiquismo nueva información, siento como se reprograman los cableados. Percibo que he engordado como unos 7 kilos desde el año pasado y al verme no estoy dispuesta a destruirme con la crítica, estoy dispuesta a ver belleza y la veo. No se trata de hacer apología de hábitos insanos de comida o sedentarismo, sino de partir amándonos en el aquí y ahora. Reconectar con el cuerpo, con la autoaceptación y el amor es profundamente transformador.
Hace unos años escuché a la pedagoga menstrual Erika Irusta comentar que la revolución empieza en nuestros propios cuerpos. Nos experimentamos como un ser desde nuestra piel, desde nuestra morfología, sensaciones, enfermedades, malformaciones, cicatrices… Conectar y escuchar los mensajes de nuestro cuerpo, su sabiduría, sentir desde pequeñas que somos dignas y bellas es un acto revolucionario. Y más en estos entornos mediáticos masificados que se empeñan en inocularnos trucos y productos para ser una mejor versión sin impurezas, ya que lo que eres sin aderezos tiene demasiadas taras. Redescubrir de forma cómica que aunque lo hagamos por hábito cultural no hay por qué «arreglarse» o disimular tu vello, arrugas o michelines para ser digno y salir a la calle. Adjunto a continuación algunas de las redes que me están re-cableando gratamente:
- Facebook de El cuerpo que somos
- Instagram de Mar Armengol Casanovas (@_pelillosalamar_)
- Instagram de Mara Jiménez (@croquetamente)
- Freeda >> www.freedamedia.com
Añado también esta charla muy esclarecedora de la artista Yolanda Domínguez que desarrolló en la navidad de 2020. Trata sobre los mensajes implícitos de género que llevan los juguetes. Los más pequeños a través de las reglas, formas o colores de estos objetos están siendo claramente programados (con el mismo discurso adulto) para actuar según su género de una u otra forma (entre otros muchos mensajes). Los mundos de niñas en una constante búsqueda de verse guapas, gustar y cuidar en entornos privados; los de los niños juegos violentos sin consecuencias donde conquistar y tener aventuras al exterior. No tiene desperdicio conocer la información implícita que llevan las imágenes que consumimos. El arte, el diseño o la publicidad son disciplinas que nos desvelan cómo cada color, forma o sonido afecta a nuestro mundo emocional y como consecuencia a nuestras acciones. Toca despertar, identificar qué quieren de mí estas plataformas masivas (que usan múltiples herramientas sensitivas para seducirme) y decidir cómo educar(nos). Encender las pantallas tomando consciencia de que los personajes que vemos a diario y sus historias son ficciones, ficciones que como piedras que tiramos a un lago emiten una reverberación sobre el agua queramos o no y afectan sobre nuestras emociones y creencias, van arando sutil e insistentemente nuestra mirada.
Taller ‘Cambia el juego para cambiar el mundo’ a cargo de Yolanda Domínguez – YouTube
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Adjunto a su vez un video de la diseñadora gráfica y asesora de moda Marina Llorca, lo encontré meses después de la publicación de este post. Me parece idóneo para cerrar este artículo e ilustrar con imágenes las tendencias que antes comentaba. ¡Un abrazo y a amarse mucho!
// La imagen que ilustra este artículo es una escultura de la artista PATRICIA PICCININI //


Toda la razón, seguimos sin darnos cuenta de los mensajes tan contradictorios que nos mandan desde las redes, y es muy preocupante.