Brâncuși y la esencia de las cosas

En estos tiempos de cambio en los que reflexionamos sobre lo verdaderamente importante… me gustaría recordar la obra de un escultor rumano que me atrapó especialmente hace bastantes años. Las piezas de Constantin Brâncuși (1876-1957) aún me siguen atrayendo por esa búsqueda conjunta de armonía y esencia. Dejo aquí las palabras muy acertadas de Eryck De Rubercy y Dominique Le Buham, haciendo referencia a su estilo, en el libro «Constantin Brancusi» (ediciones Polígrafa, 1997):

 «Supo romper con las prácticas limitadoras que regían la escultura de su tiempo, para imponer una concepción hasta entonces inédita, basada en la sobriedad radical y una claridad absoluta, así como en un gran rigor constructivo. Gracias a un exigente y continuo proceso de simplificación, de depuración, Brancusi redescubrió las formas esenciales y expresó las energías fundamentales que atraviesan la materia, dando así cumplimiento al deseo de Valéry, que quería liberar a la escultura de todo aquello que no es ella misma«

«En cuanto síntesis de las fuerzas contenidas en ellas, sus esculturas nos presentan superficies cada vez más desnudas y nítidas, pulidas hasta reflejar una transparencia anímica»

Brancusi comentaba en una ocasión que «la realidad no es la forma exterior de las cosas, sino la esencia profunda. Partiendo de esa verdad, le es imposible a cualquiera expresar cualquier cosa real permaneciendo en la superficie de las cosas».